miércoles, 24 de junio de 2009
martes, 2 de junio de 2009
Amenaza de Bomba
El interés por los fragmentos no es únicamente aquello que pudiera llegar a ser beneficioso, sino también la sucesión de indiferencias que se presentan como animadas o bien como referencias irrefutables.
Hasta hoy, todo parece haberse magnificado y puesto a prueba de forma sintética, monumental, y buscando la alimentación de las vivencias y el trascender sin ocultamientos. Propuestas leves y felicidad inesperada; la manifestación obstruye la posibilidad de ambigüedad, las determinaciones completan el cuadro e instauran la diversión como fundamento de toda intención, las indicaciones dadas son el fruto de algo que debería haber sido compromiso: las disciplinas se asientan sobre lecciones físicas.
Las generalidades saben que la distancia existente entre lo invencible y lo comprimido es apenas una novedad simple, una incansable operación que constantemente está comenzando y que su exactitud contiene limitaciones de fácil comprobación y de irreversible desencanto.
Como toda incomodidad, la existencia de irregularidades en el plano se complementa explícitamente con la hipocresía y la mala distribución de oposiciones, logrando de esta manera una negación total del descubrir.
Nada se puede arreglar ya, porque el tiempo perdido es solo tiempo y el efecto producido por el paso del tiempo no concibe muertes a partir de los cuales enumerar acciones que justifiquen la existencia. Todo está perdido, porque la ineficacia corroe nuestras coincidencias y porque, inevitablemente, la materia es el gran engaño del cual es conveniente comenzar a desconfiar.
Demás está decir que allá se está mejor; pero no escapar, es dejar que se violenten las verdaderas intenciones. Es decir, aquellas que cumplen un mandato incesante, que reconocen lo exterior como una instrucción, y no como algo a lo cual hay que pertenecer a como dé lugar.
La conmoción, para muchos, es ser reconocidos, ofrecerse como voluntarios para servir a la masificación de los estados de ánimo y elevar así su fiebre como medio de transporte.
Las diversas combinaciones proceden de supuestas conciencias comunes; aunque en la comunidad, la minoría siga siendo siempre la interesada en que no se detengan las salidas. Los movimientos reales, que podríamos citar, preferimos intensificarlos con la excelencia y la inmediatez, con aquello que es visible. Lo artesanal es un círculo dentro del cual existe un apasionamiento que reacciona ante la primera pregunta, incitando a la susceptibilidad. Los actos principales son aquellos en los cuales no interviene la anécdota.
Mucho por hacer; aunque los recursos siempre estén en manos de aquellos para los cuales la cuestión de vida o muerte es algo que provoca risa.
Tal vez haya que volver a leer aquello que no interesa demasiado o quizá haya que servir a la historia como meros interesados en el tema.
Sin realización. Instrucciones que da la inclinación sin lado.
Hugo Braga
Hasta hoy, todo parece haberse magnificado y puesto a prueba de forma sintética, monumental, y buscando la alimentación de las vivencias y el trascender sin ocultamientos. Propuestas leves y felicidad inesperada; la manifestación obstruye la posibilidad de ambigüedad, las determinaciones completan el cuadro e instauran la diversión como fundamento de toda intención, las indicaciones dadas son el fruto de algo que debería haber sido compromiso: las disciplinas se asientan sobre lecciones físicas.
Las generalidades saben que la distancia existente entre lo invencible y lo comprimido es apenas una novedad simple, una incansable operación que constantemente está comenzando y que su exactitud contiene limitaciones de fácil comprobación y de irreversible desencanto.
Como toda incomodidad, la existencia de irregularidades en el plano se complementa explícitamente con la hipocresía y la mala distribución de oposiciones, logrando de esta manera una negación total del descubrir.
Nada se puede arreglar ya, porque el tiempo perdido es solo tiempo y el efecto producido por el paso del tiempo no concibe muertes a partir de los cuales enumerar acciones que justifiquen la existencia. Todo está perdido, porque la ineficacia corroe nuestras coincidencias y porque, inevitablemente, la materia es el gran engaño del cual es conveniente comenzar a desconfiar.
Demás está decir que allá se está mejor; pero no escapar, es dejar que se violenten las verdaderas intenciones. Es decir, aquellas que cumplen un mandato incesante, que reconocen lo exterior como una instrucción, y no como algo a lo cual hay que pertenecer a como dé lugar.
La conmoción, para muchos, es ser reconocidos, ofrecerse como voluntarios para servir a la masificación de los estados de ánimo y elevar así su fiebre como medio de transporte.
Las diversas combinaciones proceden de supuestas conciencias comunes; aunque en la comunidad, la minoría siga siendo siempre la interesada en que no se detengan las salidas. Los movimientos reales, que podríamos citar, preferimos intensificarlos con la excelencia y la inmediatez, con aquello que es visible. Lo artesanal es un círculo dentro del cual existe un apasionamiento que reacciona ante la primera pregunta, incitando a la susceptibilidad. Los actos principales son aquellos en los cuales no interviene la anécdota.
Mucho por hacer; aunque los recursos siempre estén en manos de aquellos para los cuales la cuestión de vida o muerte es algo que provoca risa.
Tal vez haya que volver a leer aquello que no interesa demasiado o quizá haya que servir a la historia como meros interesados en el tema.
Sin realización. Instrucciones que da la inclinación sin lado.
Hugo Braga
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